Nacimiento de Sol
Planeamos
la bienvenida de Sol desde que supimos que estábamos embarazados. Sabíamos que
sería en casa pero aun no visualizábamos como y con quien. A lo largo de la
gestación soñé que era niño. A los 6 meses nos hicimos la primera y única
ecografía en donde el Dr le dijo a mi esposo e hijos el sexo. Andrés vio el
papel en el elevador y dio un brinquito de alegría. Yo quería esperar a saber
en el momento de su nacimiento. Los niños perfectamente guardaron el secreto.
Este 3er
embarazo fue de mucho crecimiento interno, de probarme a mí misma cuanto
confiaba, decidir que procedimientos evitar como ultrasonidos de rutina, y de
sentir con conocimiento e intuición mi cuerpo y a mi bebe con la experiencia
que fui adquiriendo estos últimos 3 años en la partería. Aprendí tanto de mi
maestra partera Doris Silva, de las 35 mujeres, parejas y bebés que me
concedieron el honor de acompañarlos, de grandes parteras del mundo como
Barbara Harper, Naoli Vinaver, Whapio Bartlette, Cristina Alonso, Carol Gautschi,
Jan Tritten, Sarah Buckley, Ina May Gaskin, Elizabeth Davis, Guadalupe Trueba,
Mercedes Campiglia y más. Algunas en vivo y otras por libros fueron
enriqueciendo aspectos de mi aprendizaje en la partería.

En la semana
38 reunimos al equipo del parto en nuestra casa para convivir y compartir con
una rica sopa de tortilla. Estuvieron presentes mi mama, mi hermano, mi cuñada,
mi sobrina de 5 meses, Danae mi socia, Bárbara la dueña del centro donde damos
los cursos de preparación para el parto, Nélida la maestra de yoga prenatal de
nuestro centro, Adriana y Alejandra que son mujeres y amigas que me invitaron a
sus partos en casa y actualmente muy interesadas en ser doulas y parteras, mi
esposo y yo con Ian (7 años) y Kiara (5.5 años). Faltaron Sarai, Indra y
Bethsabe que son mis 3 hermanas, mi sobrina Sophia de 8.5 años y Alejandra
Salinas fotógrafa y alumna de nuestro curso de preparación para el parto quien
tenía en ese momento 37 semanas de embarazo.
Llegó la
semana 39 el Martes 24 de Septiembre y tuve la primera señal a las 10 de la
noche de que mi bebe se preparaba para salir. En el papel de baño vi sangre
color rosa lo cual me emociono para avisar al equipo de bienvenida del
nacimiento de Teo/Sol. Barbara me dijo que estaba en Dallas dando un curso y el
resto del equipo me dijo que estarían listos para la señal. Me dormí a las 12.
A la 1:45am me despierta un cólico, intente volver a dormir pero no podía
evitar esperar a ver si había una nueva sensación o cólico. Me emocionaba la idea de sentir a mi
bebe cerca de mis manos. Comencé con cólicos espaciados que me hacían cerrar
los ojos y respirar profundo para soltar y abrir mi cuerpo entero,
entregándome, dispuesta a dar la bienvenida. Le escribí por WhatsApp a mi prima
Nazareth, estudiante de partería en España para contarle que estaba iniciando
trabajo de parto. Estábamos emocionadas viviendo el momento juntas. Conté las
próximas 3 contracciones y estaban cada 10 minutos.
Desperté a
Andrés a las 3am y le pedí que inflara la tina, despertara a Silvina y llamara
al equipo de bienvenida. Yo me metí a bañar con mi shampoo de hierbas y agua
caliente. En esos 15 minutos no tuve contracción. Me pregunte si había sido buena
idea llamar al equipo. No sabía si este parto sería mas largo, como yo lo pedí
o de pronto daría la vuelta y sería de 4 horas o 2.5 horas como el de mis
primeros 2 hijos. La primera en llegar fue mi madre mientras me secaba el
cabello con la secadora. Comencé a escuchar que en la sala estaban inflando con
la bomba eléctrica la tina de partos. Andres encendió la computadora y puso la
música que yo había escogido para este parto que era de una pareja chilena que
se dedica a la sanación. Suena como canto de sirenas y una voz grabe que me
transporta al mar.
Comenzaron a llegar a las 4am mi hermano Elías, mi cuñada
Paola, mi sobrina Alessa de 5 meses, mi hermana Indra, Adriana, Danae, Nélida,
Alejandra. Todos con un silencio de mucho respeto y unas sonrisas que me
dejaban saber que estaban felices igual que nosotros de vivir esta bienvenida.
Andrés y yo
nos íbamos para la habitación y a oscuras escuchábamos música y el me sostenía
la cadera. Como aún estaban espaciadas nos acostamos y quedamos dormidos unos
minutos hasta que nos despertó la contracción que me hizo ponerme en cuatro
puntos sobre la cama. Me acosté boca arriba y Andrés revisó la frecuencia
cardiaca fetal con el doppler la cual indicaba 146 lpm. Fuimos a la sala a
caminar y en cada contracción me sostenía del mueble más cercano para balancear
y soltar mi pelvis. De pronto sentía las manos de Danae en mi cadera, de Nélida
haciéndome Reiki, de Andrés y me encantaba sentirme acompañada, querida en este
silencio de la noche.
Me tome una
jarra entera de labor-aid, bebida hidratante con limón, miel, calcio,
bicarbonato y sal de mar. Kiara, mi hija de 5 años despertó y nos acompañó a Andrés
y a mí a caminar por el bosque afuera de casa. Caminábamos de la mano los 3 y ella
escuchaba silenciosa como yo vocalizaba durante las contracciones. Eran como
las 5:15 y el cielo estaba oscuro con una cantidad alucinante de estrellas.
Regresamos a casa y me tomé el té de chocolate especial para parto que silvina
ya me había preparado. La receta de la partera Naoli lleva: ruda, chocolate
amargo, canela, hoja de aguacate, pimienta, pimentón, miel entre otras cosas.
Me metí en mi cuarto un rato más con Andrés, quería estar sola con él. Ahora
las contracciones estaban cada 5-6 minutos y con mayor intensidad. Vino una
contracción intensa que me dio nausea y me hizo vomitar en el basurero. Aquí
supe que el parto tomaba ya otro ritmo.
A las 6am,
salimos a la sala y comencé a hacer ejercicios en la escalera estirando una
pierna 3 escalones arriba, flexionando para darle a mi pelvis mayor apertura.
Venía una contracción y me agachaba en cuclillas con mi cadera bien abierta
facilitando la apertura que mi matriz y mi bebe concedían. Kiara se quedó
dormida en el suelo sobre una almohada. Algunos del equipo encontraron lugares
donde acostarse. Decidí comenzar a
tomar Caullophyllum, homeopatía para dar tono al útero que ayuda a que las
contracciones sean más efectivas. Durante 1 hora, un diapro cada 15 minutos. Andrés
y yo volvimos a dar una caminata cerca de casa y ya comenzaba a amanecer. Las
contracciones ahora venían cada 4 minutos y con vocalizaciones más profundas.
Me agachaba en la banqueta de
cuclillas o me sostenía inclinada en Andrés cuando llegaba la contracción.
Seguimos caminando por el jardín pero vimos que el vecino salió a hacer
ejercicio y me sentí incomoda que me escuchara vocalizando así a las 7am un
miércoles en el jardín. Decidimos entrar a la casa y comenzar a llenar el
primer nivel de la tina.
A las 8am
Ale, Adri y Danae me revisaron la línea purpura que indicaba 6cm de dilatación.
Ale me dijo que veía el rombo de Michaelis o sacro pronunciado de cuando la
cabecita va empujando a esa altura. Escuchamos el corazón en 170 y decidí
suspender el Caullophyllum y el té de chocolate porque era mucho estímulo para
mi bebé. A la media hora volvimos a checar FCF y estaba nuevamente dentro de
rango en 140 lpm. Ian, mi hijo de 7 años despertó con un ”Hola mamita hermosa
ahí voy” y cuando sale de su habitación se da cuenta que está aquí todo el
equipo del parto. Le explicamos que la(el) bebe estaba cerca de su nacimiento.
En cada expansión de energía me colgaba hacia el frente del mueble más cercano
o me bajaba en cuclillas al suelo. Casi siempre venía alguien por detrás a
acariciar mi sacro y sostener mi cadera. Me sentía tan acompañada y al mismo
tiempo tan respetada en mi silencio y espacio.
A las 10am comencé
a sentir las contracciones más frecuentes e intensas y le pedí a Andrés si
podía llenar el segundo nivel de la tina para meterme. Ian y Kiara fueron a
ponerse su traje de baño y entraron a nadar. Metían su cabeza bajo el agua y se
reían del delfín termómetro diciendo que ese era nuestro bebé, que ya había
nacido. Cuando venía una oleada y yo cerraba mis ojos y vocalizaba con el Ooooooooo
Aaaaaaaaa Oooooo para abrir boca y cérvix, mis hijos me miraban silenciosos,
recordando como practicamos en varias ocasiones estas vocalizaciones en camino
al colegio. Les dije que en el día del parto cuando comenzara a hacer sonidos
cada vez más grabes significaba que el bebe se acercaba. Sus ojos eran de comprensión
total, cuando terminaba de vocalizar regresaban al juego. En una contracción ellos
se rieron y yo con la sensación de expansión y en medio de una Oooooooo también
me reí con ellos.
Las
contracciones comenzaron a ser más intensas y seguidas, cada 3 minutos
aproximadamente. Escuchaba al fondo la misma música del parto de Kiara, un CD
con una selección de música de un arte marcial que invento mi papá llamado Tai
Pol. A las 11:40 me tomé una taza de chocolate con hierbas que me ofreció Adri.
Ahora estaba yo sola en la tina y por fuera se acercaba Andrés a sostener mi
mano o acariciar mi rostro como diciendo: aquí estoy contigo amor.
Mi madre me
decía que mis primas de España e Inglaterra y mis hermanas de Italia y Alemania
me estaban viendo y escuchando y me mandaban todo el amor.
Me apoyé hacia el
frente en la tina, con mi cuello y barbilla sobre la orilla de la tina dejando
flotar mi cuerpo hacia atrás. Me dormí unos segundos entre contracción y
contracción.
Decidí
revisar con mis dedos el descenso de la cabecita de mi bebé y dilatación del
cuello. Sentí su cabeza a 5cm de la salida con dilatación completa. La
siguiente media hora revisaba tras cada contracción a ver si había descenso
pero sentía que estaba en el mismo lugar. Llegue a preguntarme porque no avanzaba
si las contracciones eran cada vez más intensas. Fue un momento de enfrentarme
con una pared y querer volver. Me cruzó por la cabeza hablar a mi maestra
partera Doris o a mi ginecólogo Calanda para que vinieran a decirme porque no
avanzaba. Decidí volver a tocar el cérvix a ver si había labio y revisar que no
hubiera cordón antes que la cabeza de mi bebé. Comencé a hacer las
vocalizaciones más intensas siguiendo en la Ooooo que a veces me llevaba a la
Iiiiii de la intensidad del dolor. Vomité de lo intenso de la contracción y yo
sabía que eso ayudaría al descenso de mi bebé.
Después de
una fuerte contracción metí mis dedos en el periné y sentí un globito de las
membranas encima de la cabecita de mi bebe. Sentí una alegría que inundó mi
cuerpo entero. Le dije: Gracias mi amor por mandarme una señal! Aquí estoy, te
estoy esperando! Vino otra contracción intensa y las membranas abombaron un
poco más. No lo pensé dos veces y con mis dedos deshice las membranas para liberar
el líquido amniótico. Fue completamente instintivo, nunca lo hubiera planeado
así. Siempre me pareció hermoso ver como los bebes podían nacer con membranas
intactas o con velo, como se dice en el mundo de la partería. Pero aquí y
ahora, este momento, a las 12:13, algo dentro de mí no lo pensó dos veces,
sentí el deseo de abrirlas sintiendo que esto iba a ayudar a mi bebe a salir.
En la siguiente contracción hice un pujo a ver si ayudaba al descenso y así
fue, mi bebe avanzó y su cuero cabelludo comenzaba a arrugarse cerca de la
salida. Comencé a cantar: Mi Amooooor Mi amooooor con una tonada que nunca en
mi vida había cantado. Era su canción, la llamaba hacia mí. Ahora tenía
contracciones una tras otra y sentí como mi cuerpo me decía AHORA, este bebe ya
quiere salir. Entre la fuerza de mi útero, los movimientos de mi bebe y mi
pujo, había llegado el momento. Me sentí sola en la tina de agua, con todos
callados frente a mí, el sonido del flash de las fotos, y una fuerza superior a
mi invocando la llegada de este ser. Era un llamado. Lo anunciaba con mis
fuertes y profundas vocalizaciones. Les pedí que no tomaran fotos en este
momento porque hasta el sonido del click me molestaba. Quería irme, sentirme
sola. Me sentí una madre chimpancé, leona, mamífera dando a luz. Me dieron
ganas de pedir a todos que se salieran porque hasta con ojos cerrados sentía
las miradas sobre mí. Quería ser yo misma, expresarme, y así lo hice porque
todos en silencio guardaban este sagrado momento. Alguien agarro mi hombro y
cuello y con mis ojos cerrados le hice señal de que no quería que me tocaran.
En la
siguiente contracción sentí un ardor intenso en el periné, estaba esperando
este momento, sabía que venía junto con la coronación. Con mis manos acaricie y
extendí mi periné para abrirlo y liberar su cabecita. La cabecita se quedó a la
mitad y tuve un segundo para decidir si pujar para sacarla o dejarla ahí hasta
la siguiente contracción. Sentí deseo inevitable de que saliera. Pensé que me
desgarraría toda pero en ese momento no me importó si necesitaría sutura. Le
dije: Entrégate, entrégate amor, aquí estoy mi corazón, soy tu mama.
A las 12:23
salió su cabeza y con mis ojos cerrados moví mi cadera hacia el frente, baje
mis manos para tocarla y no podía dejar de sentir un alivio y alegría enorme,
un descanso, le decía: Gracias mi amor aquí estas, te amo! Gracias, Gracias,
Gracias. Toqué su orejita mientras
mi bebé hacia su rotación externa, su orejita pegada a mi periné: Tus orejitas
mi amor! Casi no podía abrir mis ojos, sentía mi mirada hacia mi interior para
estar consciente a cada sensación de mi cuerpo encontrando respuestas. Lleve mis dedos cerca de su cuello y
sentí el cordón. Con mis dedos fui jalando suavecito el cordón para quitarle la
circular. Sentí sus hombros y espalda tan ancha como si otra cabecita quisiera
salir y nuevamente mi periné se extendió junto con mi pujo, esta vez más suave
para sentir como salía su hombro derecho y luego el izquierdo. Se quedó medio
cuerpo adentro hasta su cintura y medio cuerpo afuera, bajo el agua abriendo
sus ojos y extendiendo sus brazos. Capture unos segundos de esta imagen con mi
mirada y sentí que estaba soñando. Ya había visto esta imagen en los partos en
casa que había asistido, pero esta vez era yo y era mi bebe. Me vi a mi misma
desde arriba y no podía creer que esto se atesoraba en la historia de mi
familia. Ver los ojos abiertos de mi hija bajo el agua, sentir sus patadas
dentro de mí tratando de salir. A las 12:25 salió su cuerpo completo.
Mis manos
la llevaron hacia mi pecho y logré sentir su cuerpo redondo. Esa carita
redondita, chata, cuerpo musculoso con rollitos. Era una delicia sentirla en su
hábitat, entre mis pechos, junto a mi corazón percibiendo su olor. No podía
parar de agradecerle a mi bebe por estar aquí conmigo, con nosotros. Tocaba su
cuerpo, sentía todo su volumen hermoso sobre mí. Lleve mis manos a sus piernas
y sentí que no había testículos, dije: WAAAOOOO creo que tiene vagina!!!! Me
asomé y sí era niña! Le dije: Sol, solecito mío, eres niña. Perdón por pensar
todo el embarazo que eras Teo, eres Sol.
Te amo y estoy feliz que seas niña! Sentí la paz en el mundo. Feliz
compartiendo este momento con todos los seres presentes, mi familia pero sobre
todo mis hijos. Se acercaron por atrás de mi Kiara y Andrés. Ian estaba arriba
viendo todo desde el balcón. Andrés me dijo que Ian se había impresionado mucho
por el color de piel de Sol. Le pregunto que cuando le crecería la piel como la
nuestra? Le explico que iría cambiando de color de morado a rosa y que la crema
que tenía en su piel se llamaba vernix y la protegía. Kiara estaba muy cerca de
mi observando a su hermana, sonriendo en paz, casi no hablaba.
Después me
pregunto por el cordón y la placenta porque ella ya sabía que después del bebé
nace la placenta. Lleve a Sol a mi pecho a ver si tenía deseo de succión y sí
agarro mi pezón derecho de un bocado. Una succión fuerte, vital con ganas de
vida. Mi mama me trajo 2 tacos de aguacate que me supieron como los mejores en
mucho tiempo!
Estuve en
el agua con mi bebe en brazos tranquila, como si siguiera en el paraíso del
vientre. A la 1:20 acercaron una vela e intentamos quemar el cordón como
acordado. Yo había visto que parteras americanas usaban la técnica de quemar el
cordón en vez de cortarlo para cerrar en vez de abrir una herida. Después de
varios minutos nos dimos cuenta que el cordón no se quemaba, inclusive saltó
una chispa y Andrés con su instinto protector dijo: pásenme la tijera. Andrés
intentó poner la pinza cerca del ombligo de Sol pero estaba un poco dura,
entonces Elías la apretó y cerró. Kiara sostuvo en su mano el extremo de cordón
que llevaba hacia la placenta. Le pasé Sol a Andrés y la metió dentro de su
camiseta piel con piel. Se fue con Ian a la habitación y yo me quede con el
equipo y con Kiara aun sosteniendo el cordón. En el agua había muy poca sangre,
se veía perfecto el fondo.
A la 1:40
me salí de la tina y me puse en cuclillas con un baldecito debajo de mi periné.
Con una mano fui jalando suave el cordón para ver si la placenta estaba desprendida.
Al principio sentí resistencia por pujar pero cerré mis ojos y metí un poco mis
dedos para sentir si la placenta estaba ahí. Como sentí las membranas y luego
la placenta decidí hacer un pujo suave y jalar el cordón. La placenta cayo
completa al balde. La revisé con mis manos, aún caliente, redonda, grande y perfecta!
Estaba completa. Me tomé una foto con la placenta de Sol en mis manos y dentro
de mi le agradecí por alimentar en todos los sentidos a mi hija, por haber sido
el traductor entre nuestros fluidos de manera tan perfecta y en sincronía!
Kiara aun sujetaba el cordón y le pedí se acercara a ver la placenta. Me dijo
que parecía que tenía como los gusanos gordos de un cerebro.
A un metro
estaba el sillón y me acosté para que Danae y Adriana revisaran mi periné. Adri
se puso los guantes y me revisó. Me dijo que no veía ningún desgarro. Yo no lo
podía creer, con tremenda bebe redondita y con el pujo yo pensé que mi periné
tendría que repararse. Qué maravilla de piel elástica capaz de abrirse para la
cabeza de Sol sin hacer rasguño alguno y después volver a su sitio! Adri quitó
sangre con 2 gasas y me puso agua de tomillo como antinflamatorio y anti
bactericida. Me coloque un pañal calzón, el k-pad frío en el periné y la loción
posparto y la venda en el vientre. Me tomé un te de manzanilla para los
entuertos y mas tarde uno de árnica para desinflamar. Me sentía como nueva. Me
sentía tan querida por mis amigas y mi familia. Me sentía tan agradecida con
mis hijos por este recibimiento de su hermana, con mi esposo que siempre
sentiré que nació con el don de saber acompañar partos y que no hay mejor
pareja de partera que él.
Me fui a mi
habitación para seguir disfrutando a mi hija y mi nueva familia de 5. Con tan
poderosas imágenes en cada poro de mi piel de lo que acabábamos de vivir.
Agradecí a todas las mujeres que me permitieron acompañarlas, a todo el equipo
presente en este parto y a las mujeres y seres con los que conecte a distancia
para que el nacimiento de Sol fuera único, especial, nuestro.
En la
tarde-noche Andrés pesó a Sol y confirmamos lo que imaginamos:
4,500 gramos de
peso y de talla 52cm. Tomé las
medidas del resto del cuerpo:
Perímetro cefálico=
36
Perímetro =
36
Perímetro abdominal=
33
Longitud pie
8.5